sábado, 22 de octubre de 2005

Crónica ruta: Venta Vicario – Barranco de Fonfría – Picón de Gor (2155 m.) – Las Juntas (Sierra de Baza). Domingo 23/10/2005

Foto: Detrás de nosotros en la imagen unos espectaculares populus nigra y populus nigra canadiensis.

Crónica: Partímos en microbus hacia la Sierra de Baza , sobre las siete y cuarto de la mañana, y llegamos a la venta de Vicario sobre las nueve. De éste lugar iniciamos la ruta bordeando la venta por detrás y accediendo inmediatamente a la antigua carretera nacional que nos lleva a poco menos de quinientos metros al puente que cruza el arroyo del Baúl. Al atravesar el puente cogemos una senda a la derecha que nos baja al arroyo oriéntandonos en dirección al Cerro de Quintana y siguiendo en todo momento el curso del rio.

En el tramo inicial y medio, antes de llegar al inicio del barranco de la Fonfría, el agua del arroyo está canalizada para abastecer a la población del Baúl, pero poco antes de llegar a éste paraje, ya baja bastante agua en su curso, entre hileras de chopos cuyas tonalidades otoñales nos brindan un magnifico paisaje. Junto a estos arboles de ribera fuimos encontrando diversas especies vegetales como agracejos, zarzales, rosales silvestres y algunos pinos salgareños y silvestres (pinus nigra y pinus silvestris).

Ya, divisando el paraje de la vieja Fábrica que entronca con la entrada al barranco de la Fonfría , las vistas son impresionantes, pues, la vegetación se va hcienda más densa y el curso del arroyo lleva más agua, lo que hace de éste paraje unaa autentica delicia para los sentidos. Llegamos a la vieja Fábrica (una antigua factoría de la que se extraían minerales y de cuya existencia solmente queda algún muro de piedra), parando unos minutos para un tentempié y disfrutando de unas vistas privilegiadas; a la izquierda, una oquedad a las faldas del Cerro de Quintana, denominada la cueva Saldaña y varias torrenteras de agua y a la derecha la entrada al barranco de la Fonfría, uno de los escasos vestigios de bosques caducifolios que van quedando en el sur de España. Las tonalidades amarillo brillantes de los chopos, empiezan a combinarse con los tonos rojizos de los arces y el verdor de los pinos a la entrada del barranco lo que nos convierte en unos privilegiados al contemplar un espectáculo de tal belleza. Es de destacar un álamo centenario que encontramos junto a la fábrica (populus canadensis) con un tronco de considerable diámetro.

Trás el tentempié , nos disponemos a cruzar el arroyo por un puente de madera y adentrarnos en el barranco de la Fonfría . Después de caminar unos quince minutos aproximadamente, oímos unos disparos de cazadores que se encontraban fuera del barranco y que nos decían algo que no conseguiamos entender. Volvimos por el camino recorrido hasta contactar con ellos y nos comunicaron que no podíamos adentrarnos por el barranco porque había una cacería de Jabalies autorizada. Después de hacer las comprobaciones oportunas incluido una llamada a la Guardia Civil de Granada, nos confirmaron que esa cacería estaba autorizada y que entrar en el barranco podría suponer un serio peligro.

La primera reacción ante esta situación fué de indignación, despues pensandolo con detenimiento se llega a la conclusión de que las cacerías de jabalies son necesarias puesto que este animal, al no tener un depredador natural y alimentarse de raices y vegetales, si no se regulase de esa forma la sobrepoblación, acabarían con la vegetación de estos bellos parajes. De todas formas y refiriéndome a la actitud de ciertos cazadores frente al medio natural, fue muy expresiva la declaración de uno de ellos que nos pareció cabal y sensato, cuando dijo: "mi consejo es que salgais de aquí cuanto antes porque hay gente que está deseando disparar a todo lo que se mueve" . Esta forma de actuar me recordó y la identifiqué rapidamente con las personas que critican cualquier actuación de los demás de forma indiscriminada, destructiva y convulsiva, quizá la actitud de este tipo de cazadores y la del criticón profesional responda a un profundo complejo de inferioridad. Por suerte, mis compañeros, que tienen más cojones que el guerra, no sólo no hicieron críticas destructivas sino que sus palabras de aliento, sirvieron de acicate para continuar disfrutando de ese maravilloso dia otoñal que nos regaló la naturaleza.

Debiamos de replantearnos el recorrido, puesto que el autobus nos esperaba en un lugar distinto del de partida. En cuestión de minutos hicimos un replanteo aproximado de la ruta, decidiendo ascender por el Cerro Panizo, siempre intentando pasar tras las posiciones de los cazadores. Bordeamos la ladera sur del cerro, algo por encima de un collado y llegamos a una pista forestal que queda en la parte trasera junto a una cantera.

Continuamos por el camino , rodeando el cerro de la Risca Colorada y el cerro Perrera hasta llegar a un cortijo situado en un barrando contiguo a esta última elevación. Siguiendo barranco arriba llegamos a un collado desde donde se divisaba el Valle del Gor. En éste punto hicimos una parada de unos quince minutos para repostar y descansar; eran las una de la tarde aproximadamente.

Comenzamos a bajar a campo a través hasta contactar con un camino que nos llevaría al rio Gor, a la altura de la carretera que une el pueblo de Gor con las Juntas. Siguiendo la carretera asfaltada en dirección a las Juntas, en dos Kilometros y medio aproximadamente llegamos al punto de destino donde nos esperaba el microbus. Destacar de este último tramo que a parte de los borques de chopos que ocupaban la ribera del Gor, encontramos algunos quejigos y una especie arborea poco frecuente de ver, que es el Mostajo, de la familia de las rosáceas, un árbol que en primavera dá una flor blanca muy peculiar.

Crónica de Juan Sánchez.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Por favor, intentar que las rutas largas (las que se llega a casa por la tarde) no coincidan con los partidos del Lorca en casa, Supongo que habrá más miembros del club que les gusten las dos actividades (fútbol y senderismo). Por otro lado mi más sincera enhorabuena por vuestro saber estar ante los cazadores.
Saludos
Juan Antonio Navarro