“¿Que qué dices que quieres para el próximo domingo?:
- ¿Una temperatura increíble? CONCEDIDO
- ¿Un paisaje espectacular y poco transitado? CONCEDIDO
- ¿La mejor compañía? CONCEDIDO”
Con estos tres deseos que le concedió el Genio de la Ruta Maravillosa (mas toda la sabiduría que atesora en el tema por la pasión y el tiempo que le dedica), Diego Navarro (junto con su mujer Gini, con la que había preparado previamente la excursión) se las apañó para componer una de esas excursiones que dejan huella por largo tiempo en la mente de los afortunados que las realizan.
Partimos, los 15 “suertudos” a eso de las 7h15’ de la mañana en coches particulares, y tras 2 horas aproximadas de viaje, llegamos al bien cuidado refugio-escuela taller de Floranes, cerca del pueblo de Caniles, referencia de esta Ruta; comenzamos, con una climatología envidiable, a descender por el sendero Floranes-Cortijo Tío Capote, punto final del primer sendero; se pasa por varias casa y cortijos abandonados: la Fabriquilla, Cortijo de la Loma, etc. En el Área Recreativa del Pinarillo hicimos el almuerzo, en un entorno estupendo y de total tranquilidad; una vez repuesto el cuerpo –que no el espíritu, que siempre va a tope-, pasamos por el Cortijo de Arredondo y seguimos descendiendo, fuera de pista, hasta cruzar el Arroyo de Bodurria que da nombre a la Ruta para, acto seguido, comenzar la constante (pero no muy dura) subida desde la otra parte del arroyo; enseguida se enlaza con el sendero de Arredondo, que nos llevará tranquilamente hasta el lugar donde habíamos dejado los coches; un total de unas 3h30’ (comida incluida) de una marcha apacible y relajada.
Resumiendo, pasamos una jornada estupenda, con un guía que en todo momento ejerció como tal: es decir, yendo siempre el primero, como corresponde, y contestando las preguntas que se le iban formulando y, además un tiempo atmosférico buenísimo, buen rollo entre todos los asistentes y un paisaje realmente espectacular, ¿qué más necesitas para venir a la próxima?.
1 comentarios:
Agradezco al amigo Marcos el retomar la buena costumbre de incluir tras la ruta una crónica de la misma, que perfectamente puede ser breve y amena, pero que no necesariamente; cada cual con su estilo, cualquier crónica que se envíe seguro que es perfectamente válida: ánimo senderistas, y tras descolgaros la mochila pues eso, agarraros a la pluma.
Saludos, SNS
¡No estaréis pensando en organizar un certamen de crónicas de rutas, que si premio a la más divertida, a la más larga, a la más corta...!
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