jueves, 23 de febrero de 2006

Caminando por la VIDA. Sábado, 18/02/2006

Con estas entregas personales inicio un ciclo para mostrar algunas de las salidas que realizo al monte en esos momentos de arrebato repentino que de vez en cuando suelen pasar por mis venas, arterias y capilares.

El sábado por la mañana me levanto bien temprano para preparar unas tareas de trabajo. Un par de horas mas tarde y habiendo terminado ya dichas tareas y contemplando el magnífico día reinante tomo mi coche y me dirijo a un lugar del que me han hablado en varias ocasiones, la Rambla del Cañar y Lomas de La Carrasca.
Tomo rumbo a Puerto de Mazarrón, y desde allí a Isla Plana. Dejo el coche en el Camping Los Madriles. Este es el punto de inicio de mi ruta.
Tomando un carril asfaltado un poco mas adelánte nos dirigimos hacia la Rambla del Cañar, la cual en su inició parece una rambla bastante árida, pero poco a poco encuentro una combinación de paisajes, en la que se combina un bosque mediterráneo, pinar, vegetación de costa, etc., una combinación que junto con la presencia de agua en algunos puntos del recorrido hacen del entorno un lugar mas que recomendable para su visita.


Continuando por la Rambla del Cañar, poco a poco nos muestra un paisaje espectacular y emblemático de la zona. Me refiero a las Lomas de las Carrascas o comunmente conocido como Peñas Blancas (aunque Peñas Blancas es realmente la cima de toda las Lomas). Podeis verlo en la imagen de arriba. A través de la rambla llegamos a un punto increible, la Ermita del Cañar. En este punto contemplamos una magnífica panorámica de toda las Lomas de las Carrascas (primera foto). En este lugar podemos refrescarnos en un pequeño manantial en la margen derecha de la rambla.
Remontando la rambla, llego a un punto donde salgo de la misma a través de un carril asfaltado. Este me conduce hasta el Rincón de Tallante, típico grupos de casas del Campo de Cartagena.

Aún recorriendo un carril asfaltado, el lugar no desmerece interés mostrándo en ocasiones imágenes como la de arriba.

Desde el Rincón de Tallante y continuando por el carril asfaltado llegamos a Tallante, lugar donde finaliza el sendero, eso si, para aquellos previsores que hayan dejado un coche en este extremo del recorrido, no como yo, que llevado por mi corazón mas que por mis pies machacados por otros menesteres me alejan de mi coche unos 11 kilómetros. Pero como mi corazón y mi cerebro oxigenado por el gran momento vivido este día retomo sin esfuerzo la vuelta (A veces un paisaje cambia drásticamente cuando se retoman los pasos andados, al menos te da otra perspectiva. Esto es extrapolable a muchas circunstacias de la vida).

Al llegar a mi coche y durante el recorrido de vuelta a casa, me pregunto lo privilegiado que soy al poder contemplar estos lugares tan hermosos, lugares acechados por ojos especuladores, de lo privilegiado de valerme y poder recorrer por mí mismo todos esos caminos, sendas, carriles montañas, playas, etc.

A veces pienso: como me gustaría que estuvieran...físicamente aquí conmigo en estos momentos, porque la verdad es que esto es necesario compartirlo, aunque muchas veces por mi expontaneidad no pueda ser. No os preocupeis AMIGOS/AS porque SIEMPRE OS LLEVARÉ EN MI MOCHILA Y EN MI CORAZÓN.

Un saludo de vuestro amigo y compañero, Juanjo Vilar.

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